Al final de la calle Espíritu Santo, en el número 30, entramos en la casa de la ceramista Annik Labal. Muy amablemente nos enseña su taller, sus preciosas piezas de cerámica y su coqueto patio, donde toma protagonismo una alegre buganvilla.
Destaca el pozo medianero con su carrillo y el suelo de chino cordobés. Todo está salpicado de macetas de terracota con plantas variadas.